jueves, 26 de febrero de 2015

Dentro del Bloque 4

Uno de los primeros sitios a los que entramos cuando cruzamos la puerta de Auschwitz fue el bloque 4. Este bloque a día de hoy se encuentra a modo de museo y conforme vas subiendo por sus escaleras vas encontrando salas que contienen diferentes objetos.

En una de las salas se encuentran los documentos del campo sobre las deportaciones, las cifras de la cantidad de judíos deportados de cada parte de Europa, imágenes que los propios nazis tomaban de este proceso, de las selecciones...fotos que posteriormente sirvieron para dar testimonio de lo que estaban haciendo.

Conforme avanzas, entras a una sala llena de objetos arrebatados a los judíos a su llegada al campo. Cientos de gafas, prótesis o muletas, ropas, zapatos...ver tanta cantidad de objetos te hace pensar en la enorme cantidad de víctimas. También se encuentran las maletas que los nazis les arrebataban a los judíos, están marcadas con sus nombres y direcciones. ¿Por qué? Porque llegaba hasta tal punto la maldad y crueldad de los nazis, que les decían que pusieran su nombre y dirección en las maletas porque más tarde se las devolverían...cosa que jamás sucedió.

Otro aspecto espeluznante de este bloque, es entrar a una sala en las que las vitrinas contienen pelo, pelo y más pelo. Los nazis se dedicaron a cortar el cabello a todas las mujeres y a aquellos hombres que lo tenían suficientemente largo cuando llegaban al campo, lo desinfectaban y posteriormente lo usaban para crear telas y venderlas. En una de las vitrinas se puede observar cómo era la tela que hacían. ¿Macabro? Sí, muchísimo. Usar el cabello de gente que iba a morir para sacar un beneficio. Es algo que no se puede ni describir.

En otra de las salas, tras una vitrina se encuentran cientos y cientos de latas...¿Qué latas? Las latas que contenían el Zyclon B, el gas usado para matar a los judíos en las cámaras de gas. Se encontraron toneladas. Cientos de latas que sirvieron para matar a miles de personas, y nosotros ahora las tenemos detrás de una vitrina, como si nada.



Objetos que nunca fueron devueltos a sus dueños y latas que acabaron con ellos gracias a la mano ejecutora de los nazis. Cuando estás allí dentro te preguntas a quien habrá pertenecido cada zapato, gafa o maleta y cual fue su historia dentro del campo.

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