domingo, 8 de marzo de 2015

La cámara de gas

El lugar donde miles y miles de personas fueron privadas de sus vidas. La máquina usada para matar sistemáticamente a gente inocente. La máxima expresión de maldad y crueldad creada por el ser humano.

Esas son algunas de las definiciones que se me ocurren cuando hablo de las cámaras de gas. Es sin duda el momento más impactante de la visita a Auschwitz. Cuando pones un pie dentro te das cuenta que entras a un lugar del que nadie salió con vida, un lugar donde miles de personas murieron.

En el centro se encuentran unas flores. Flores que recuerdan a toda la gente que murió allí dentro. Y cuando giras la cabeza a un lado, todavía se pueden observar los arañazos en una de las paredes. Arañazos fruto de la desesperación, de la agonía de saber que iban a morir y que no podían hacer nada para evitarlo. Es algo totalmente espeluznante, que te sobrecoge el alma porque te empiezas a imaginar lo que sintieron aquellas personas allí dentro.

Cuando miras hacia arriba, ves una trampilla (ahora abierta). Por esa trampilla los nazis echaban el gas Zyclon B y en cuestión de minutos ya nadie arañaba, ya nadie gritaba. No quedaba nadie con vida.

El siguiente paso era sacar los cuerpos de los judíos muerto. Esa labor correspondía a los judíos Sonderkommando. Judíos designados por las SS a la fuerza, sin poder elegir, para sacar los cuerpos de las cámaras de gas, para registrar todos los orificios a los muertos por si se habían escondido joyas y por último quemar los cadáveres.

La siguiente sala era donde los quemaban para no dejar rastro, ese lugar se llamaba el crematorio y estaba compuesto por hornos para quemar los cadáveres.

Para que los judíos entraran a las cámaras de gas sin que opusieran mucha resistencia, se les decía que iban a ducharse para que mantuviesen la calma. Pero la realidad es que en esos lugares no salía nunca agua, sino gas. Muchas de las cámaras de gas de otros campos de concentración (como Birkenau) se encuentran destruidas. ¿Por qué? Porque los nazis no querían dejar rastro de lo que estaban haciendo, y antes de que los ejércitos entraran a liberar los campos, destruyeron todo lo que pudieron. Pero en Auschwitz la cámara de gas está intacta, como podemos ver en las fotos.

Este lugar es la máxima representación de la maldad humana.








jueves, 5 de marzo de 2015

Pared de los fusilamientos

Hoy mi entrada va dedicada a un lugar situado entre los bloques 10 y 11 de Auschwitz. 


 Este lugar es la pared de los fusilamientos. ¿Qué se puede decir? Si el nombre ya lo dice todo. Era el lugar donde las SS se dedicaban a fusilar a prisioneros del campo.

Cuando entras, ves que los barracones que lo rodean tienen las ventanas tapiadas. ¿Para qué? Para que los demás presos no pudieran ver como se fusilaba a sus compañeros. Aunque esto no evitaba que se escuchasen los disparos y los gritos.

Hay que tener poca humanidad para ser capaz de fusilar a alguien a sangre fría, verlo morir con tus propios ojos y no tener remordimientos.

En la pared siempre se encuentran flores o velas recordando a las víctimas de estos fusilamientos. Es algo conmovedor, saber que siempre se les tiene presentes y no se les olvida.

Además, en lo alto de esa pared hay una bandera. No es polaca ni alemana. Tiene los colores y las rayas de los pijamas que llevaban los presos. Es otra manera de recordarles. 

En este lugar, el pasado 27 de enero cuando se conmemoró el 70 aniversario de de la liberación del campo de Auschwitz-Birkenau, supervivientes del campo dejaron ofrendas y flores para recordar a todas las personas que murieron allí, a los que no corrieron la misma suerte que ellos. Suerte. Eso era lo único que te hacía sobrevivir allí. La suerte de que no te dispararan, la suerte de que no te encerraran en una cámara de gas o la suerte de que no te usaran para algún experimento.

 Cuando entras a lugares como este, poco puedes decir. Lo único que se te pasa por la cabeza es "¿Por qué?" Por qué se le hizo esto a gente inocente, por qué los nazis se creían con el poder de decidir quien vivía y quien moría, en definitiva, por qué tanta maldad. 





domingo, 1 de marzo de 2015

Auschwitz bajo la lluvia


El día que visité Auschwitz, una cosa que hizo nuestra visita
más espeluznante fue la lluvia. Comenzamos la visita con un sol radiante, pero en cuestión de minutos comenzó a caer una
tormenta enorme. En la primera foto se ve como el cielo empezó a oscurecerse. En el momento que empezó a caer la tormenta, la imagen del campo fue la siguiente: gente intentando taparse, corriendo entre las alambradas para entrar a los barracones para refugiarse, jaleo...Y es entonces cuando piensas lo que debieron pasar los prisioneros de este campo, no solo con la lluvia, sino también con el frío y la nieve. Cerrabas los ojos y casi te imaginabas que estabas allí.


Tras un rato refugiados en un barracon para evitar mojarnos más, la lluvia paró y pudimos continuar nuestra visita. Ahora caminábamos entre charcos y barro.

Esa tormenta nos sirvió para ver lo duro que podía ser algo tan insignificante como la lluvia allí en Auschwitz. Cuando llueve nos podemos poner botas de agua, usar abrigo o un paraguas. Allí no habían abrigos, algunos incluso ni tenían zapatos y mucho menos paraguas.

Caminas por las calles de Auschwitz y piensas en las miles de personas que habían caminado antes que tú por esas calles. Algunos de camino a las cámaras de gas, otros al bloque 11 (la cárcel en la cárcel), otros al bloque 10 (experimentos), otros hacia la pared de los fusilamientos  y otros hacia los trabajos forzados.

Cada parte de ese campo es importante porque alberga una historia, muchas por desgracia desconocidas de gente que nunca podrá dar su testimonio. Caminar entre barracones y alambradas sabiendo lo que albergaron, es sin duda una experiencia que te cambia la vida y te hace plantearte muchas cosas.

jueves, 26 de febrero de 2015

Dentro del Bloque 4

Uno de los primeros sitios a los que entramos cuando cruzamos la puerta de Auschwitz fue el bloque 4. Este bloque a día de hoy se encuentra a modo de museo y conforme vas subiendo por sus escaleras vas encontrando salas que contienen diferentes objetos.

En una de las salas se encuentran los documentos del campo sobre las deportaciones, las cifras de la cantidad de judíos deportados de cada parte de Europa, imágenes que los propios nazis tomaban de este proceso, de las selecciones...fotos que posteriormente sirvieron para dar testimonio de lo que estaban haciendo.

Conforme avanzas, entras a una sala llena de objetos arrebatados a los judíos a su llegada al campo. Cientos de gafas, prótesis o muletas, ropas, zapatos...ver tanta cantidad de objetos te hace pensar en la enorme cantidad de víctimas. También se encuentran las maletas que los nazis les arrebataban a los judíos, están marcadas con sus nombres y direcciones. ¿Por qué? Porque llegaba hasta tal punto la maldad y crueldad de los nazis, que les decían que pusieran su nombre y dirección en las maletas porque más tarde se las devolverían...cosa que jamás sucedió.

Otro aspecto espeluznante de este bloque, es entrar a una sala en las que las vitrinas contienen pelo, pelo y más pelo. Los nazis se dedicaron a cortar el cabello a todas las mujeres y a aquellos hombres que lo tenían suficientemente largo cuando llegaban al campo, lo desinfectaban y posteriormente lo usaban para crear telas y venderlas. En una de las vitrinas se puede observar cómo era la tela que hacían. ¿Macabro? Sí, muchísimo. Usar el cabello de gente que iba a morir para sacar un beneficio. Es algo que no se puede ni describir.

En otra de las salas, tras una vitrina se encuentran cientos y cientos de latas...¿Qué latas? Las latas que contenían el Zyclon B, el gas usado para matar a los judíos en las cámaras de gas. Se encontraron toneladas. Cientos de latas que sirvieron para matar a miles de personas, y nosotros ahora las tenemos detrás de una vitrina, como si nada.



Objetos que nunca fueron devueltos a sus dueños y latas que acabaron con ellos gracias a la mano ejecutora de los nazis. Cuando estás allí dentro te preguntas a quien habrá pertenecido cada zapato, gafa o maleta y cual fue su historia dentro del campo.

miércoles, 25 de febrero de 2015

"Arbeit macht frei" Aquí comienza mi viaje.

"El trabajo os hará libres" esa es la primera frase con la que te encuentras cuando entras por las puertas de Auschwitz. Una puerta por la que entraron miles y miles de persona y muchos de ellos no volvieron a salir, solamente salieron sus cenizas por las chimeneas del crematorio.


  "El trabajo os hará libres" Irónica frase cuando el trabajo allí lo único que provocaba era una muerte lenta, acompañada de hambre, desnutrición y sufrimiento.
    
Auschwitz está situado en Cracovia, Polonia. Fue construido en un principio para retener a prisioneros de guerra, prisioneros políticos...y posteriormente albergaría a los judíos deportados bajo el régimen nazi. Auschwitz se dividía en tres campos: El primero de ellos el que vemos en la foto, Auschwitz I y por el cual comencé mi recorrido. A unos pocos km de este primer campo se encuentra Auschwitz II o mejor conocido como Birkenau. Y por último, Auschwitz III o Monowitz que por desgracia no está incluido en las visitas, pero del que también hablaremos.
     
Cuando entré por esa puerta me sobrecogieron miles de sensaciones, porque no estás entrando a un lugar cualquiera. Entras a lo que fue una gran fábrica de muerte llevada a cabo por los nazis, donde se arrebató la vida a más de un millón de personas, personas como nosotros, totalmente inocentes. Padres, madres, hijos e hijas, hermanos, abuelos...Allí la vida humana valía menos que nada.
Y no solo la gente que murió allí fueron las víctimas, los supervivientes también lo fueron. Sufrir el hambre, la falta de higiene, los maltratos y experimentos, ver morir a parte de tu familia incluso toda...eso es una marca psicológica de por vida. 

Cada paso que das en este viaje te hace pensar, reflexionar y sobre todo preguntarte ¿Por qué? Por qué el ser humano pudo llegar a ser tan cruel, por qué buscó la muerte de millones de personas inocentes, y por qué tanto odio.

No voy a contar mi viaje desde una perspectiva histórica, sino de cómo lo viví, de lo que sentí. Usando mis fotos que hacen ver como está el campo ahora. Auschwitz visto bajo los ojos de una estudiante. 




  


lunes, 23 de febrero de 2015

¿Por qué comenzó todo?

   Muchas veces me han preguntado que cómo comencé a interesarme por un capítulo de la historia tan desagradable como el Holocausto. Siempre me ha sido difícil explicarlo, porque normalmente cuando te preguntan el por qué de tu interés sobre alguna cosa, las respuestas suelen ser "porque me gusta, porque me entretiene" etc etc. Y creo que esas no son las respuestas que mejor encajan en mi explicación.

Todo empezó hace un tiempo, con una de las películas que sin duda ha marcado un antes y un después para mi, ya que si no la hubiera visto igual ahora no estaría escribiendo estas palabras. Fue una tarde de esas en las que no tienes nada que hacer y decides ver una película para matar el tiempo. La afortunada ese día fue “El Pianista” supongo que muchos la conocerán y otros muchos no. Esta película está basada en hechos reales, y trata sobre el Holocausto, el ghetto de Varsovia, Treblinka...y la historia de supervivencia del pianista Wladyslaw Szpilman, quien consiguió sobrevivir a la ocupación nazi escondiéndose con la ayuda de amigos polacos. Es una película bastante dura, como todas las relacionadas con este tema y más cuando sabes que son hechos reales.

A mi siempre me había llamado la atención el tema del Holocausto imagino que como a cualquier otra persona, ya que fue un hecho que dejó una huella imborrable en la historia. Pero esa película hizo que indagara más en el tema, que comenzase a buscar información...que comenzase a saber de verdad lo que pasó.

Siempre he pensado que no hay nada como ver las cosas con tus propios ojos, porque si ver un documental de Auschwitz por ejemplo, ya me dejaba los pelos de punta...¿Qué sentiría si paseaba por sus calles? Y tuve la oportunidad de comprobarlo. Hay una cantidad enorme de lugares y campos de concentración que quiero visitar y visitaré. Pero Auschwitz siempre se ha visto como la máxima expresión de lo que fue el Holocausto, una referencia, por eso creí oportuno empezar por ahí, que ese fuera el primer viaje de muchos.

Además, me di cuenta que ya que me intereso tanto por este tema...¿Por qué no poner mi granito de arena a que la historia no se olvide? A que las generaciones futuras sigan conociendo y aprendiendo de los grandes errores del pasado. Si se tiene la oportunidad de aprender sobre un tema...¿Por qué no enseñarlo? 

Y ese es el motivo de estas palabras.